Hasta ahora, se pensaba que la velocidad de rotación del núcleo interno
de nuestro planeta era constante. Sin embargo, un nuevo estudio
realizado por científicos de la Universidad Nacional Australiana (ANU)
ha revelado que no es así: esta parte del planeta frecuentemente acelera
y desacelera y, además, no se mueve en sincronía con la corteza y el
manto. El método aplicado para llegar a esta conclusión podría ayudar a
entender el papel del núcleo interno en la creación del campo magnético
que ha hecho posible que la vida haya evolucionado en la Tierra, ya que
actúa como un escudo contra la radiación cósmica.
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