Otros factores, como el material de los cubiertos, también influyen en las sensaciones que nos produce la comida.
El color de los recipientes o el material de los cubiertos pueden
modificar los sabores e incluso las sensaciones que nos producen los
alimentos. Un estudio reciente ha revelado, por ejemplo, que el
chocolate líquido puede resultar más sabroso si se sirve en una taza
naranja o crema. En investigaciones previas se demostró, además, que el
mero peso de los recipientes puede propiciar la saciedad. Estos
resultados ayudan a comprender como el cerebro integra la información
visual, no solo de la propia comida, sino también del recipiente o el
envase en el que se consume.